A finales de otoño nos acercamos al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, enclavado en el Pirineo de Huesca, para disfrutar del paisaje y de las cascadas de Ordesa. Realizamos la Ruta de la Cascada de la Cola de Caballo en Ordesa atravesando un precioso bosque. Durante el recorrido contemplamos la Cascada de Arripas, la Cascada de la Cueva, la Cascada del Estrecho y las Gradas de Soaso.
Ruta de la Cascada de la Cola de Caballo en Ordesa
Durante esta ruta por Ordesa realizamos un recorrido de unos 16 kilómetros (6 horas /ida y vuelta) por un trazado muy bien señalizado y en buen estado. Hay que decir que existía la posibilidad de realizar una ruta circular mas corta contemplando varias cascadas (2 horas).
La mayoría del trayecto lo hicimos contemplando el espectáculo que ofrecían la infinidad de cascadas, que morían en el río Arazas, acrecentando la belleza del paisaje otoñal.
Desde Torla
Llegamos en coche hasta el pueblo de Torla-Ordesa, en la entrada del Parque, donde se encontraba el Centro de visitantes. Allí solicitamos información sobre las posibles rutas a realizar dentro del Parque de Ordesa. Como íbamos bien de tiempo y a pesar de que no dejaba de llover, optamos por realizar la ruta por Ordesa hasta la Cascada de la Cola de Caballo, que partía del aparcamiento de La Pradera. Un paseo por la montañas contemplando varias de las cascadas de Ordesa.
Desde Torla recorrimos 8 kilómetros en coche hasta el aparcamiento de La Pradera situado dentro del Parque de Ordesa.
Partimos desde el aparcamiento de La Pradera para realizar esta ruta por Ordesa hasta la Cascada de la Cola de Caballo y para ello comenzamos caminando entre árboles de varias especies, donde destacaban los pinos autóctonos y las hayas. Durante toda la travesía nos acompañaba el omnipresente río Arazas.
Cascada de Arripas
Dejamos a la derecha un puente de madera y tras una cómoda ascensión llegamos a un mirador para observar desde el camino la primera de las cascadas de Ordesa. Era la Cascada de Arripas, el primer salto de agua sobresaliente del Parque.
En este punto tomamos el desvío de la derecha y atravesamos un hayedo, que parecía sacado de un cuento.
Cascadas de la Cueva y del Estrecho
Bajamos hacia el curso del río para seguir contemplando otras dos cascadas de Ordesa, disfrutando en primera fila de las espectaculares Cascadas de la Cueva y del Estrecho.
Estaban separadas por una pequeña distancia y admiramos el espectáculo acuático desde la orilla del río, llegando a sentir las cosquillas del agua.
Después de contemplar estos bellos saltos de agua volvimos de nuevo al sendero y llegamos a un cruce de caminos. Aquí existía la posibilidad de regresar al parking de La Pradera, cruzando un puente sobre la misma cascada de Arripas y tomando el sendero por la otra orilla del río. Así se convertía en una ruta circular de 2 horas de duración.
Nuestra decisión fue volver a retomar la senda de la Cascada de la Cola de Caballo y dirigirnos hacia las Gradas y el Circo de Soaso, para completar la ruta elegida inicialmente.
Hayedo abetal
Para ello continuamos ascendiendo por el hayedo mimetizándonos con las hayas y las rocas y dejando nuestras huellas sobre el suelo rojizo de hojas mojadas.
Dentro del “Hayedo abetal” parecía que estábamos inmersos en un bosque mágico, donde solo se percibía el sonido de la lluvia y del agua que se precipitaba desde las cumbres nevadas.
El bosque daba paso a una zona llana de pastizales junto al curso del río, donde desembocaban numerosas cascadas que se descolgaban por las paredes decoradas con verdes pinos.
Gradas de Soaso
La vereda nos llevó hasta la base de las Gradas de Soaso, donde rompían las aguas del río bajando los últimos peldaños de la formación rocosa.
Siguiendo por una senda de piedras fuimos ascendiendo, salpicados por los torrentes de agua que inundaban el camino.
Varios tramos del sendero estaban ganados a la roca y aparecían protegidos por un pequeño muro y una barandilla.
Durante el trayecto contemplamos la belleza de los escalones naturales, por donde discurría el río formando una cascada sobre las gradas de piedra.
Paisaje espectacular
Una vez arriba disfrutamos de las impresionantes vistas del curso de las aguas deslizándose entre las piedras.
Después bajamos hasta un mirador al pie de las cascadas para sentir el frescor del agua y seguir disfrutando del paisaje fluvial.
Volvimos a retomar el camino que nos llevaría hasta el Circo de Soaso. Continuamos por una senda más abierta y llana, siempre acompañados por el río Arazas.
En este tramo del recorrido, debido a la altitud, el aire frío y la lluvia se hacían notar dificultando un poco la marcha.
Íbamos flanqueados por dos paredes verticales con sus cumbres blanqueadas por la nieve y además de las cascadas de Ordesa encontramos en el camino infinidad de regueros de agua que caían desde las alturas.
Cascada de la Cola de Caballo en Ordesa
Muy pronto apareció una caseta de madera, que servía de refugio y desde donde se apreciaba a lo lejos la cabecera del valle con una vista del pico nevado del Monte Perdido.
Para ver la Cascada de la Cola de Caballo había que acercarse casi hasta el lugar donde rompía sobre el río. Por ello, continuamos la marcha por una campa anegada y llegamos al último tramo, que discurría entre grandes piedras y nos abocaba hacia el final del valle. Allí finalizamos esta ruta de la Cascada de la Cola de Caballo en Ordesa, junto a este impresionante salto de agua a los pies del macizo del Monte Perdido.
En este punto cabía la posibilidad de seguir y ascender hasta el refugio de Góriz, pero debido a las adversas condiciones meteorológicas, decidimos dejarlo para otra ocasión. Después de disfrutar del paisaje del Circo de Soaso y tomar un tentempié dentro de una caseta de madera iniciamos el camino de vuelta sin dejar de admirar el paisaje, mientras descendíamos hacia el parking de La Pradera.
Un paseo largo por el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido disfrutando de esta ruta dela Cascada de la Cola de Caballo en Ordesa, contemplando varios saltos de agua y disfrutando de una belleza paisajista inigualable.
3 comentarios
Magnífica ruta digna de una visita, al menos, en la vida. Francisco Marín Díaz. Desde Gredos ( Ávila )
Cierto, un paraiso para disfrutar de la naturaleza. Gracias por el comentario. Un saludo