En una incursión por la comarca de la Hoya de Huesca nos acercamos hasta la localidad de Las Peñas de Riglos, compuesta de varios núcleos rurales y situada junto al prepirineo oscense. En uno de ellos, Riglos, realizamos la ruta circular de los Mallos de Riglos o Camino del Cielo, un interesante recorrido circular de unos 5 kilómetros (2 horas) ascendiendo por el monte para bordear por detrás estas impresionantes paredes de roca, disfrutando de unas espectaculares vistas y bajando de nuevo a este pueblo que parecía sacado de un cuento.
En otra ocasión también nos internamos por estos paisajes de la Hoya de Huesca completando una ruta hasta las Gorgas de San Julián, atravesando un estrecho desfiladero rodeados de buitres.

Ruta circular de los Mallos de Riglos
En primer lugar comprobamos en la Oficina de Turismo de Riglos que había 12 rutas señalizadas para descubrir los paisajes de Las Peñas de Riglos y sus alrededores. En nuestro caso optamos por realizar la ruta nº1 denominada “Camino del Cielo” (5,2km/ unas 2 horas).
Consistía en la ruta circular de los Mallos de Riglos o Camino del Cielo que partía y finalizaba en este pequeño pueblo de Riglos, construido a la sombra de unas paredes verticales de roca de colores terrosos y rojizos.
Hay que apuntar que también era un verdadero paraíso para los aficionados a la escalada, siendo muy común verlos colgados de estos muros naturales.
Para ello nos acercamos desde Ayerbe por la carretera A-132 en dirección a Murillo de Gállego y a unos 7 kilómetros, antes de pasar el puente sobre el río Gállego, tomamos el desvío señalizado a la derecha que nos condujo hasta Riglos. A la entrada del pueblo encontramos un amplio aparcamiento, donde dejamos el vehículo. Pero antes de llegar a Riglos nos detuvimos en un mirador para contemplar la estampa de los Mallos de Riglos, una verdadera maravilla de la naturaleza.
Riglos
Después de dejar aparcado el coche subimos andando por la carretera en dirección al núcleo rural de Riglos. Atravesamos sus tranquilas calles flanqueados por casas de piedra que nos dejaban ver las moles verticales de los mallos.

Para realizar esta ruta circular de los Mallos de Riglos desde el pueblo se podía hacer en los dos sentidos, ya que estaba indicada con señales azules pintadas en paredes, postes y en el suelo. En nuestro caso salimos de Riglos hacia la derecha para comenzar con una subida más larga pero moderada hacia el Mallo Colorado y finalizar por pendiente con mucho desnivel pasando entre los Mallos Firé y Pisón.

Por este motivo, cuando llegamos a la plaza de Riglos, tomamos a la derecha por una calle que salía del pueblo, siguiendo las indicaciones de la GR-1 marcada con señales rojas y blancas.

Antes de completar un kilómetro apareció el desvío a la izquierda que nos dirigía a nuestra ruta circular del “Camino del Cielo”, señalizada como “Vuelta de los Mallos” con marcas azules.

Vuelta de los Mallos o Camino del Cielo
A partir de este momento el sendero comenzaba a empinarse suavemente en dirección a los Mallos de Riglos, que aparecían en el horizonte.

Estas paredes de colores pardos y rojizos estaban formadas por un conglomerado de roca compuesto por cantos rodados y minerales unidos por una especie de cemento natural que los aglutinaba, creando estos muros verticales que alcanzaban más de 200 metros de altura.

Por su importancia geológica y su particularidad esta zona estaba reconocida como Monumento Natural de los Mallos de Riglos y Agüero y Peña Rueba. Realmente era un placer pasear por este paisaje único del prepirineo de Huesca.

Poco a poco íbamos ascendiendo sin perder de vista la imagen de esta hilera de mallos de formas caprichosas y que tenían cada uno su nombre.

Mallo Colorado
Aunque esta primera parte era de continua subida se hacía con comodidad, ya que el sendero serpenteaba por la ladera acercándonos hacia los Mallos de Riglos.

Durante la ascensión pasamos junto a varios mallos, que emergían con sus puntas rocosas de la parte alta de la ladera verde del monte.

Cada vez estábamos más cerca de la figura imponente del Mallo Colorado.

Después de un rato el camino nos llevó hasta la parte trasera del Mallo Colorado y nos asomamos desde un mirador natural, contemplando las vistas de los campos y el pueblo de Riglos, que aparecían entre las paredes rojizas de los mallos.

Continuamos por el sendero que discurría por la ladera del monte dejando atrás la figura del Mallo Colorado.

Mientras caminábamos, bordeando los mallos por detrás, íbamos disfrutando de unas preciosas vistas del paisaje de esta comarca de Huesca.

Mirador de Bentuso o Espinabla
Más adelante llegamos a un alto y entramos en una pradera, dejando a la derecha una pequeña casa de piedra utilizada por los pastores.

En este punto tomamos un desvío señalizado a la izquierda hacia el Mirador de Bentuso o Espinabla. En pocos metros accedimos a este mirador natural situado en lo alto del Circo de los Mallos. Desde allí nos asomamos a los campos bañados por el río Gállego, que aparecían entre el Mallo Pisón y el Mallo Firé.

En este momento entendimos porque esta ruta se llamaba “Camino del Cielo” y nos sentimos como unos invitados muy especiales en un palco natural, que nos permitía admirar la belleza de este rincón de Huesca.

Además estábamos acompañados por el vuelo de los buitres leonados que surcaban el cielo del Circo de los Mallos.

Circo de los Mallos
Después volvimos al sendero señalizado que atravesaba la pradera para comenzar el descenso por un empinado sendero de tierra y piedras sueltas.

Aunque había que bajar con cuidado, la mirada se nos iba hacia la imagen de los mallos que aparecían abajo iluminados por los rayos del sol.

Poco a poco fuimos descendiendo por este impresionante circo acercándonos al paso entre el Mallo Pisón y el Mallo Firé.

Y de vez en cuando echábamos la vista atrás para contemplar la belleza de este Circo de los Mallos.

Mientras bajábamos nos íbamos acercándonos a la base de las paredes verticales de tonos terrosos salpicadas de buitreras y nos sentíamos cada vez más pequeños. Además vimos como se colgaban varios escaladores que desafiaban a la ley de la gravedad.

Mallo Firé
El camino serpenteaba entre la sierra de mallos dominada por el Mallo Pisón y el solitario Mallo Firé con sus cinco puntas rocosas, uno de los objetivos más preciados de los escaladores.

Pronto apareció un cruce de caminos con la posibilidad de alargar la ruta hacia la Peña por Escalete (2 horas y media) pero nosotros continuamos descendiendo hacia Riglos (20 minutos).

A nuestra derecha sorprendía la imponente figura rocosa del Mallo Firé, que emergía de la ladera del monte. Además varios buitres leonados sobrevolaban su cima contemplando a los atrevidos escaladores.

Mallo Pisón
Dejamos atrás el Mallo Firé y pasamos junto al Mallo Pisón que impresionaba por su pared vertical dorada. También encontramos a varios escaladores intentando subir lo más alto posible pegados a este mallo.

Fuimos bordeando el espectacular Mallo Pisón que guardaba un secreto muy curioso. En su pared sobresalía una aguja rocosa conocida como el Puro, por su similitud con ese objeto.

Antes de entrar en el pueblo aparecía la señal del inicio de la ruta circular de los Mallos de Riglos, en caso de hacerla en el sentido contrario al nuestro.

Calles de Riglos
Seguimos la ruta que atravesaba las calles de Riglos y contemplamos varias casas pegadas a estas formaciones rocosas, como la Casa Pisón.

También aparecía al fondo la silueta del Mallo Colorado y la iglesia de Riglos
Desde las calles de Riglos inmortalizamos la imagen de la iglesia de Riglos bajo la figura del Mallo Colorado.
Antes de abandonar este precioso pueblo nos acercamos hasta la Iglesia de Nuestra Señora del Mallo de Riglos, que aparecía a los pies de los mallos.

También echamos un vistazo hacia la llanura dominada por el río Gállego, donde aparecía la localidad de Murillo del Gállego, uno de los epicentros de las actividades de turismo de aventura, con excursiones en kayaks, escalada o descenso de rápidos.
Tenemos que decir que la ruta circular de los Mallos de Riglos o Camino del Cielo es un recorrido de dificultad media que merece la pena realizar para disfrutar de la belleza natural de este paisaje único de Huesca.