En una de nuestras incursiones por Castilla y León, hicimos una parada obligada de un día para descubrir qué ver en Segovia y donde comer cochinillo.
Qué ver en Segovia y donde comer cochinillo
Durante nuestra breve estancia en esta bella ciudad castellanoleonesa paseamos por sus calles llenas de historia y visitamos el majestuoso Acueducto romano. Además degustamos un exquisito cochinillo al estilo segoviano en el Restaurante Duque.
Acueducto de Segovia
En primer lugar nos acercamos hasta la Plaza del Zoco o Azoguejo, situada a los pies del Acueducto de Segovia. Desde allí contemplamos esta edificación romana que sorprendía por su envergadura y su belleza arquitectónica. El Acueducto de Segovia se mostraba majestuoso sobre el cielo azul.
Después tomamos por la calle Cervantes, que ascendía en dirección a la Plaza Mayor. Durante nuestro recorrido contemplamos varias edificaciones cargadas de historia. Además nos encontramos con multitud de tiendas y bares. Luego llegamos hasta la Plazuela de San Martín presidida por la escultura de Juan Bravo.
En la misma plaza estaba el Torreón de Lozoya y la Iglesia de San Martín.
Plaza Mayor de Segovia
Continuamos nuestro recorrido por la calle Juan Bravo y giramos a la izquierda por la calle Judería Vieja, internándonos en el Barrio Judío de la ciudad. Siguiendo por la estrecha calle y tomando a la derecha ascendimos por una callejuela, pegados a las paredes de la Catedral de Segovia, para confluir en la Plaza Mayor.
Paseamos por la plaza y contemplamos la Catedral de Segovia acompañados por la estatua de Antonio Machado.
Donde comer en Segovia
Después de pasear por los soportales de la plaza salimos por la calle Escuderos, para recalar en La Taberna Rubí, una de las mas antiguas de Segovia. Allí tomamos una caña de cerveza con su tapa.
Casa Duque de Segovia
Después salimos de la plaza por la calle Isabel la Católica y seguimos por la calle Juan Bravo que nos llevó de nuevo hasta la calle Cervantes. En esta calle, en el numero 12, se encontraba el Restaurante Duque de Segovia, uno de los templos gastronómicos de la cocina segoviana, con la distinción de un sol repsol.
Cuando entramos nos encontramos en un auténtico mesón castellano decorado con herramientas y cuadros relacionados con las tradiciones de esta tierra. Además estaban expuestos varios de los premios gastronómicos recibidos durante sus más de 120 años de actividad.
Nos aposentamos en una mesa y enseguida nos atendió Marisa Duque, miembra de la cuarta generación de este negocio familiar. En primer lugar pedimos una botella de Melior de Matarromera, vino tinto roble de la DO Ribera de Duero.
Cuando repasamos la carta nos sorprendió que además de las especialidades tradicionales aparecían nuevas creaciones gastronómicas. Por este motivo comenzamos con un original y delicioso Gazpacho con guarnición de jamón ibérico, langostino y crujiente de pan (8€).
Después degustamos una ración de Cochinillo asado al horno al estilo segoviano (23,60€). Destacaba la calidad del producto y el punto del cochinillo, jugoso por dentro y con la piel crujiente.
Además probamos la Manita de cerdo rellena de hongos y piñones (20,50€). Era un plato más elaborado con un sabor exquisito y una textura delicada.
Además del cochinillo en esta provincia castellanoleonesa existía un postre muy típico. Nos referimos al Ponche segoviano (6,80€), un pastel hecho con una base de almendra y yema, adornado con azúcar caramelizado y tostado.
Para rematar tomamos un café cortado (2€) que vino acompañado de un chupito de hierbas servido en una botella muy curiosa.
Resumiendo, en este breve paseo de un día descubrimos en Segovia qué ver y donde comer en esta acogedora ciudad castellanoleonesa, probando el tradicional cochinillo al estilo segoviano.