Visitamos el Restaurante Tatau de Huesca, situado en un moderno local de la Calle Azara, s/n, con vistas a la Plaza Luis López Allue, epicentro del casco histórico de Huesca. Nuestra intención era volver a probar las sorprendentes creaciones preparadas por el equipo del cocinero Tonino Valiente.
Anterior local de Tatau Bistro
Anteriormente ya contamos nuestra experiencia en el anterior local de Tatau Bistro, ubicado en la calle San Lorenzo de Huesca. Pero ahora vamos a hablar del nuevo espacio gastronómico del Restaurante Tatau de Huesca. Teníamos ganas de volver a probar las tapas de ultima generación de este “coci-nero” catalán afincado en Huesca que está revolucionando el concepto de la alta cocina. Además con sus platos creativos ha conseguido una estrella michelin y un sol repsol.
Restaurante Tatau de Huesca
Cuando llegamos a Huesca nos internamos en la zona peatonal del centro de la ciudad. Caminamos por la calle comercial Coso Alto y nos acercamos hasta la Plaza Luis López Allue. Al entrar en la plaza ya se veían al fondo, en la planta superior, los grandes ventanales del comedor del Restaurante Tatau de Huesca.
Después seguimos esa estela luminosa y subimos por unas escaleras bordeando la fachada negra tatuada de calaveras, donde estaba la puerta de la cocina, con la inscripción “survive”.
Cuando llegamos arriba pasamos por varias cristaleras a pie de calle que mostraban el interior de la cocina y de la barra del restaurante. Desde la calle se podía ver a los cocineros maniobrando frente a los clientes, que degustaban los platos en la barra.
Local moderno y vanguardista
Finalmente entramos en el amplio local con ganas de participar en el espectáculo y disfrutar de nuestro papel de comensales. En el interior, la decoración seguía los parámetros del viejo Tatau. Es decir, abundaban las imágenes mexicanas de la muerte, pin ups sugerentes y guiños al mundo del cine y del tatuaje.
Justo en la entrada había una pequeña barra, que hacía las veces de recepción del restaurante.
Aperitivo con vino de la tierra
Nos acomodamos en unos taburetes rojos y mientras esperábamos nuestro turno para comer pedimos un aperitivo. Concretamente una copa de La Miranda de Secastilla 2015 (2,50€) un vino blanco elaborado con uva garnacha blanca bajo la DO Somontano, muy fino y agradable en boca. Lo acompañamos con una Gilda (2€) de aceitunas , guindilla y anchoas.
Comedor minimalista
Desde este sitio disfrutábamos con el trabajo de los cocineros y camareros sirviendo a los clientes en la barra. Aunque era un verdadero espectáculo, show cooking en estado puro, en esta ocasión habíamos reservado una mesa en el comedor situado en la primera planta. Cuando fuimos hacia nuestra mesa pasamos junto a la bodega, vigilada por dos coloristas calaveras.
Después cruzamos una gran puerta de cristal tatuada con una Venus de Nilo que nos proponía tres opciones, vita, morte o amore.
Cuando entramos en el amplio comedor de paredes negras, decorado con dibujos barrocos, nos acomodamos en unas sillas rojas frente a un enorme ventanal.
Pan de elaboración propia
Enseguida nos trajeron la carta con las tapas y las especialidades del restaurante. Lo más destacable fue comprobar que seguían fieles a su estilo, con creaciones gastronómicas atrevidas. Además, estaban basadas en productos de calidad aragoneses y elaboradas con técnicas de alta cocina. En la carta de vinos también se notaba su apuesta por los productos locales, con bastantes referencias de la zona. Pero, en esta ocasión nos decantamos por una botella de Raventós i Blanc de La Finca 2013 (25€), un cava catalán brut nature gran reserva, de delicado sabor.
Después nos dejaron en la mesa un Surtido de panes elaborados por ellos mismos. Había tres tipos, focaccia, pan de semillas, pan tradicional casero y unos picos. Además vinieron acompañados de una adictiva Mantequilla de finas hierbas.
Productos de temporada bien tratados
Comenzamos la velada con la Mojama con salpicón de tomates, queso fresco y almendras (8,50€). Un plato donde todos los ingredientes tenían su protagonismo, destacando la mojama fileteada de un sabor exquisito.
Continuamos con la Vieira al natural con Vichycoco (7,50€), con todo el gusto del mar y el toque del coco.
Nuestra siguiente elección fueron los Espárragos Blancos (18€) servidos en dos pases. Primero las Yemas de espárragos templadas y después los Tallos con huevo a baja temperatura y queso parmesano. Ambas creaciones sorprendían por su sabor.
Bogavante exquisito
Continuamos con el Bogavante en tres servicios (18€), que estaba delicioso. En primer lugar degustamos un Salpicón de los codos de las patas del marisco con varias hortalizas y una delicada salsa.
Después, en el segundo acto, nos sirvieron la Cola del bogavante sobre un guiso de morros de cerdo y una emulsión de su coral. El marisco en su punto perfecto competía en protagonismo con el sorprendente fondo de morros. Para untar y repetir.
Finalmente, en el tercer servicio, apareció la Pinza en suquet, con una carne tersa y bien cocinada sobre un caldo adictivo. Resumiendo, tres grandes pasos para disfrutar de un producto del mar bien interpretado.
Carnes sorprendentes
Continuamos con el Lomo de rubia gallega (18€) una carne de vaca al punto de un gusto exquisito.
Además vino acompañada de una especie de Albóndiga en salsa con patatas fritas. Concretamente estaba elaborada con las partes menos nobles de la vaca rubia gallega, servida templada y ligeramente marinada.
Para finalizar este momento cárnico volvimos a probar el Cochinillo meloso y crujiente (10,50€), un clásico del Restaurante Tatau de Huesca.
Postres
Llegó el momento dulce y comenzamos con la Créme Brûlée (5,50€) de una textura cremosa y un delicioso sabor.
Finalizamos con una Torrija con pasión y vainilla (6,50€), elaborada con pan brioche y acompañada de un helado de vainilla.
Podemos decir que volvió a ser una velada perfecta en el Restaurante Tatau de Huesca. Además mantiene el espíritu de un bar de tapas, sirviendo platos atrevidos elaborados con buenos productos. También comprobamos el buen rollo en la cocina y la pasión de los cocineros por su trabajo. En definitiva un moderno local con un toque canalla, donde el cliente se siente partícipe de esta fiesta gastronómica.
Restaurante Tatau de Huesca
Calle Azara, s/n, Huesca
Horario: De Martes a Sábado
Texto: Txema Aguado
Fotografía: Esther Saiz y Txema Aguado
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