En una noche calurosa de mayo, el espíritu de la Alhambra llegó a las tierras del norte para maridar las genialidades gastronómicas de Eneko Atxa y escribir un nuevo relato sobre la magia de las Noches Alhambra con Eneko Atxa, como si se tratase de un nuevo cuento de Washington Irving.
Noches Alhambra con Eneko Atxa
En un elegante carruaje, un grupo de periodistas y cronistas de las redes sociales engalanados para la ocasión y blandiendo nuestras armas digitales, cruzamos los bosques y los campos verdes del Txorierri, hasta llegar al Complejo Azurmendi en Larrabetzu. La noche cálida, el perfume de las flores y la magia de la Alhambra, transformaron el decorado, por unos días, en un patio “granaino”. Allí comenzó el evento Noches Alhambra con Eneko Atxa, organizado alrededor de la cerveza y la gastronomía, en el Restaurante Eneko, donde ya habíamos degustado sus platos en otra ocasión.
Aperitivos de alta cocina y cerveza
El grupo de extras comenzamos a tomar parte en la obra y nos acercamos a tomar una copa de Cerveza Alhambra Especial, una lager dorada y muy refrescante. Con ella maridamos las viandas en forma de aperitivos que se ofrecían en varios puestos situados en el patio.
Probamos un Cucurucho de centollo y hierbas. Una presentación muy original y un sabor fresco y delicado.
En otro stand, una camarera muy amable le daba el punto vaporoso a los Frutos del mar con bruma del Cantábrico en directo. Consistían en unos deliciosos mejillones acompañados de una original vinagreta.
Productos locales de calidad
De vez en cuando aparecían varios camareros con bandejas portando los aperitivos. Entre otros un Queso de Etxano caramelizado, emulsión de tomate y lascas de jamón, un manjar con muchos matices y unos Langostinos en tempura sabrosos y ligeros.
Siguiendo el guión de la obra, nos invitaron a pasar al interior del Restaurante Eneko, donde un trío de jazz ponía la banda sonora en directo.
Cena maridada con cerveza
Nos acomodamos en unas mesas redondas compartiendo mantel con periodistas, instagramers y bloggers de moda, gastronomía y eventos. En ese momento todos interpretamos fielmente nuestros papeles en este nuevo cuento granadino.
Entonces aparecieron los dos protagonistas de la noche. Por un lado Eneko Atxa, el chef vizcaíno con varias estrellas michelin. Por el otro Julio Cerezo, experto sumiller de cervezas, que nos comento los detalles de la cata de cada cerveza Alhambra, hechas con el sexto sentido, el tiempo, como nos comentó.
Por su parte el chef nos explico, con pasión y de una forma sencilla, las características de los platos elaborados con productos de su huerta y de productores locales. También nos rebeló el motivo de su elección para el maridaje cromático y gustativo con cerveza de cada plato.
Platos creativos y buena cerveza
Continuamos con la parte central de la trama y nos sirvieron los dos primeros platos maridados con la Cerveza Alhambra 1925 o la “milno” como la pedían en los bares del sur. Una cerveza artesana de tipo extra lager con un sabor intenso, embotellada en un envase vintage verde y servida en una copa tallada con dibujos geométricos nazaríes.
Degustamos la “Tortilla de hongos” y Talo con tomate, una combinación explosiva donde se combinaba la intensidad y la textura cremosa de los hongos con la frescura del tomate envuelto en un ligero talo verde.
Seguimos con el Bogavante asado y descascarillado sobre emulsión de hierbas aromáticas, con un sabor exquisito. Un plato para recordar.
Además el pan artesano estaba elaborado con ingredientes de la Cerveza Alhambra Roja, una cerveza de tipo red ale, tostada de color cobrizo y con sabor intenso. Con ella maridamos los siguientes platos.
La estrella de la noche
A continuación probamos el Huevo de caserío, guiso de trigo y jugo de pimientos a la brasa y pan de maíz de Mungia. Se trataba de un gran plato que degustamos mezclando los ingredientes, según nos aconsejó el chef, para descubrir una nueva sensación placentera en el paladar. El huevo estaba delicioso y la textura de los granos de trigo sarraceno se asemejaba a las huevas de pescado.
Continuamos con la Merluza crocante con jugo de pimientos a la brasa, un pescado cocinado en su punto y envuelto en una ligera capa crujiente que le daba un toque diferente y sabroso. Muy buena.
Aunque la obra llegaba a su fin, todavía hubo tiempo para degustar el postre en forma de bizcocho de Chocolate y avellana, acompañado de un helado de salvia. Una delicia donde se impuso el aroma intenso de la hierba aromática.
Noches Alhambra con Eneko Atxa, podría ser el nombre de un nuevo Cuento de la Alhambra. Resultó ser un encuentro entre amigos alrededor de unos platos creativos elaborados con pasión y armonizados con unas buenas cervezas.