Durante nuestra visita a la ciudad de Zamora, donde probamos sus vinos y sus tapas, nos acercamos hasta Almaraz de Duero, situada a unos 18 kilómetros, para realizar la Ruta de las Cascadas de las Pilas (10 km / ida y vuelta).
Fue un paseo fácil y muy interesante en busca de estos espectaculares saltos de agua situados junto al cauce del río Duero, que se comenzaba a encajonar entre las paredes de roca, antes de llegar a los Arribes del Duero. Aunque las cascadas en esta época del año casi no llevaban agua, comprobamos que estaban situadas en un espectacular paraje natural.
Ruta de las Cascadas de las Pilas en Zamora
Las Cascadas de las Pilas formaban parte del cauce del arroyo de los Molinos y eran dos saltos de agua consecutivos que caían en sendas pozas o pilas antes de unirse al caudal del río Duero. Además realizando esta ruta se podía acceder hasta lo alto de ambas cascadas atravesando un túnel de unos 50 metros, excavado en la roca. Para realizar la ruta de las Cascadas de la Pilas desde Almaraz de Duero había dos opciones, caminar desde el pueblo (10 km/ida y vuelta) o acercarse en coche por una pista de tierra hasta un aparcamiento señalizado y seguir caminando (3 km/ida y vuelta).
En nuestro caso aparcamos el coche en la Plaza Mayor, junto a la Iglesia El Salvador del siglo XVI y comenzamos a caminar por la Calle del Puerto siguiendo el cauce seco del arroyo de los Molinos.
Enseguida nos encontramos con una curiosa fuente románica del siglo XII que se accionaba con una palanca.
Pista de tierra
Cuando salimos del pueblo continuamos por una amplia pista de tierra que nos llevaría, siguiendo la indicación de “Ruta 3” que aparecía en varios postes de madera, hasta las Cascadas de las Pilas. En la primera parte del recorrido transitamos entre coloridos campos de labranza.
A unos dos kilómetros encontramos un cruce y tomamos el camino de la izquierda, siguiendo de frente.
Aparcamiento de las Cascadas de las Pilas
Más adelante llegamos a una zona arbolada, donde se encontraba el aparcamiento señalizado.
En esta parte del recorrido cambió el paisaje y entramos en un páramo salpicado de varios cercados de piedra, donde antiguamente se guardaba el ganado.
Ribera del río Duero
De repente el paisaje se abrió y el camino comenzó a descender hacia el cauce del río Duero.
Cuando llegamos a la orilla del río vimos una vieja aceña o molino tragada por las aguas embalsadas de la presa de Villalcampo.
Cuevas
Después caminamos siguiendo el curso del río y apareció un sendero a la izquierda que se dirigía a unas cuevas naturales protegidas por unos muros de piedra.
Cuando entramos en estas cuevas comprobamos que había multitud de nidos de aves en sus coloridos techos. Además desde allí se divisaba perfectamente el río Duero, que se iba encajonando entre las paredes de roca, en el inicio de los Arribes del Duero.
Poblado minero
Después volvimos al camino y desde la orilla distinguimos las ruinas del poblado minero, que cobijó a los trabajadores de las minas de estaño de Almaraz de Duero, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Atravesamos el poblado minero y cruzamos un pequeño puente de madera, que nos llevó a la base de la primera de las cascadas.
Cascadas de las Pilas
Allí junto al río estaba la primera de las cascadas de las Pilas, que aunque no llevaba agua conservaba una poza a sus pies.
A continuación seguimos por un estrecho sendero que subía paralelo al río. Aquí comenzaba la parte más aventurera de esta ruta, pero sin demasiado peligro. Más adelante, ascendimos unos metros por la ladera rocosa ayudados por una barandilla de cuerda y unos peldaños clavados en la pared.
De esta forma accedimos a lo alto de la primera cascada, que conectaba con la pila de agua y la pared de la segunda cascada de las Pilas.
Aunque no manaba agua disfrutamos de este enclave natural rodeados de buitres que sobrevolaban alrededor de los picos rocosos moldeados por la erosión del viento.
Túnel de roca
Después de contemplar la base de la segunda cascada, continuamos por un túnel excavado en la roca y con la luz de los móviles atravesamos este pasadizo de unos 50 metros, que llevaba algo de agua.
Cuando llegamos al final del túnel salimos al exterior y nos plantamos en lo alto de la segunda cascada del arroyo de los Molinos, cuyo cauce seco bajaba desde un vallejo.
Nos acercamos hasta el borde de la segunda cascada para contemplar la belleza de este bello rincón junto al río Duero.
Mirador natural del río Duero
En este punto se podía regresar por el mismo túnel o proseguir por un camino que bordeaba el corte de la ladera, como hicimos nosotros.
Pero antes de abandonar este lugar merecía la pena atravesar un pequeño pasadizo entre rocas.
De esta forma se llegaba hasta un mirador natural que se asomaba entre las rocas a la pila de la segunda cascada y al río Duero.
Luego volvimos al camino y continuamos a la izquierda bordeando la ladera del monte, con el río Duero al fondo.
Más adelante el sendero iba descendiendo y finalmente empalmaba con el camino que transcurría pegado al cauce del río, en dirección a Almaraz de Duero.
La ruta de las Cascadas de las Pilas en Zamora es un paseo fácil y muy interesante que nos acerca al cauce del río Duero, donde se esconden estos espectaculares saltos de agua. Esperamos volver pronto para verlos en su plenitud.