Durante nuestra estancia por tierras asturianas nos acercamos hasta el Valle del Trubia para realizar la Ruta de las Xanas en Asturias, una senda de unos 10 kilómetros (unas 3 horas / ida y vuelta) sin mucha dificultad. También conocida como la ruta del “Pequeño Cares” por su parecido con esa famosa senda. Y como premio final, al llegar al pueblo de Pedroveya, disfrutamos de la gastronomía asturiana en Casa Generosa.
Uno de los recorridos más interesantes por los paisajes de Asturias con un final gastronómico.
Además en esta comarca asturiana es muy recomendable acercarse hasta Perlavia para pasear hasta las Cascadas de Guanga o realizar la Senda del Oso pedaleando en bicicleta.
Ruta de las Xanas y Casa Generosa en Asturias
En esta ocasión disfrutaremos de una preciosa ruta de senderismo atravesando el Desfiladero de las Xanas llegando a Pedroveya, un coqueto pueblo de montaña, al que se puede acceder en coche. Allí probaremos los platos tradicionales asturianos sentados a la mesa de Casa Generosa.
Ruta de las Xanas
Para realizar esta ruta iremos en coche de de Oviedo a Trubia, unos 20 kilómetros, tomando la autovía A-63 y después tomaremos la N-634 hasta la localidad de Trubia, donde confluían los ríos Trubia y Nalón. Luego seguimos por la A-228 y antes de llegar al pueblo de Villanueva, dejamos el coche en un aparcamiento señalizado a la izquierda. Desde allí comenzamos a andar por la empinada carretera hasta llegar a un cartel, que marcaba el inicio de la Ruta de las Xanas.
Esta senda se construyo hace muchos años con la intención de unir Villanueva con los pueblos de Pedroveya, Dosango y La Rebolleda. Debido a lo escarpado del terreno, en algunos tramos tuvieron que horadar la roca para construir varios túneles. En el inicio de la ruta nos encontramos con el primer túnel excavado en la roca.
La Ruta del Desfiladero de las Xanas atravesaba un precioso barranco flanqueado por unas paredes con con bellas formaciones rocosas.
Desfiladero de las Xanas
Poco a poco nos fuimos adentrando en el interior del desfiladero subiendo por un camino bien indicado, que transcurría por la ladera izquierda de la garganta, pegados al corte del precipicio.
Durante el recorrido nos acompañaba el sonido del río Viescas, que aparecía y desaparecía en el fondo del desfiladero.
Durante algunos tramos de la Ruta Desfiladero de las Xanas el camino transcurría bajo un techo natural, ya que se había horadado la pared de roca para poder atravesar el barranco.
Túneles excavados en la roca
El paisaje de la ruta del Desfiladero de las Xanas era espectacular y parecía que estábamos en un parque temático de la naturaleza. Caminábamos cruzando barrancos y bosques, persiguiendo el nacimiento del río y atravesando varios túneles excavados en la roca.
Cuando cruzabas por estos pasadizos te imaginabas la enorme dificultad y el trabajo que tuvieron que realizar sus constructores para conseguir hacer transitable esta senda de montaña.
Además desde el camino se podía apreciar la impresionante altura del desfiladero, que dejaba pasar el cauce del río, el cual aparecía al fondo.
Durante el trayecto de la Ruta de las Xanas avistamos varias cabras que pastaban en las laderas escarpadas, totalmente ajenas a las personas que pasábamos por allí.
Mas adelante el desfiladero de las Xanas se estrechaba y el camino cruzaba entre dos paredes de roca junto al río, que se precipitaba oculto entre grandes bloques de piedra.
Saltos de agua y pozas en el bosque
A partir de este punto el paisaje comenzó a cambiar y nos internamos en una zona boscosa donde se apreciaban varios arroyos y pequeñas cascadas que formaban el río Viescas.
En esta parte de la ruta del Desfiladero de las Xanas caminamos bajo el paraguas de los castaños y avellanos, que nos iban dejando sus frutos junto a las hojas desprendidas por el arrullo del viento otoñal. También abundaban los tejos, madroños, fresnos, tilos, arces, mostajos y olmos.
Un poco más adelante y sin abandonar el bosque cruzamos el arroyo por un coqueto puente de madera.
Ascensión a Pedroveya
Muy cerca del puente nos encontramos con un viejo molino derruido, que aún conservaba las piedras de moler en su interior.
Continuamos por una senda rodeados de árboles y acompañados por el curso del río y parecía que en cualquier momento nos íbamos a topar con las hadas del bosque (xanas en asturiano)
En la última parte de la ruta de las Xanas el camino se fue empinando, pero estaba muy bien acondicionado e incluso disponía de escaleras naturales hechas con madera y piedras que facilitaban la ascensión. Mas adelante llegamos a un desvío señalizado y seguimos por la pista de hormigón que descendía hacia otro puente, que cruzaba el río.
Ermita de San Antonio
Desde aquí el camino se volvía a empinar hasta llegar a la Ermita de San Antonio, donde cambiaba el paisaje y aparecían unos prados tapizados por la verde hierba.
Al llegar a la ermita se podía descansar junto a los bancos de piedra que la rodeaban o sentarse sobre los prados de hierba, donde pastaban varios caballos.
Pedroveya, un pueblo con encanto
Desde las campas se avistaba el pequeño pueblo de Pedroveya, con sus casas de colores, situado a poca distancia de la ermita.
Siguiendo por la carretera entramos en Pedroveya, un pueblo de montaña de casas de piedra con sus hórreos de madera. Además en el centro del pueblo se conservaba una pequeña capilla y un antiguo lavadero reformado.
Después de pasear por las calles del pueblo nos acercamos hasta la plaza, donde estaba el único bar y restaurante del pueblo, Casa Generosa (Teléfono 985 78 30 46). Este restaurante contaba con una terraza flanqueada por dos hórreos, reconvertidos en comedores, de los que colgaban las mazorcas de maíz.
Casa Generosa de Pedroveya
Cuando entramos en el bar comprobamos que en la barra había varios vecinos tomando algo ajenos al trasiego de la gente que llegaba al restaurante para comer.
Después accedimos al comedor de la primera planta decorado con fotos antiguas de Pedroveya y nos acomodamos en una mesa con vistas al pueblo cercano de Dosango.
Cocina casera asturiana
Un camarero muy amable nos explicó que servían un Menú del día (20€/persona) de comida tradicional asturiana, que incluía dos platos, postre, bebida, café y chupito. Además para maridar la comida pedimos una botella de sidra natural Vallina (2,80€).
Primeros platos
Cada uno pedimos un plato diferente que venían en sus cazuelas para poder servirte lo que quisieras. De esta forma probamos la Fabada asturiana con su compango, compuesto de chorizo, morcilla y tocino. Les fabes estaban deliciosas y se deshacían en la boca.
También degustamos el Pote asturiano, con fabes, patatas y verdura. Muy bueno.
Segundos platos
De segundo plato había para elegir entre albóndigas, ternera guisada, jabalí y cabrito guisado. Las raciones eran generosas y nosotros optamos por probar la Ternera guisada, muy tierna y sabrosa acompañada con pimientos rojos y patatas fritas caseras.
También degustamos un delicioso Cabrito guisado muy bien cocinado
Postres
Llegó el momento del postre y había una gran variedad de suculencias dulces para elegir y pedimos la Tarta de queso casera y la Tarta casera de turrón. Además por deferencia del camarero vinieron acompañadas de unas pequeñas raciones de Tarta de queso con frambuesas y con arándanos, “para que las probéis” nos dijo. Hicimos un pequeño esfuerzo y las degustamos con gran placer, ya que estaban buenísimas.
Para finalizar este festival gastronómico tomamos una taza de Café de puchero, que estaba muy bueno, y un Chupito de orujo de hierbas, incluido en el menú. Fue un acierto terminar la primera parte de la Ruta del Desfiladero de las Xanas en el restaurante Casa Generosa, que hacía honor a su nombre a la hora de atender a los clientes, que lo agradecían llenando sus comedores. Es aconsejable reservar mesa en el Teléfono: 985 78 30 46.
Una vez realizada la visita a Pedroveya, se podía volver por la misma ruta o seguir hasta el pueblo de Dosango y tomar la carretera hasta el aparcamiento de Villanueva.
Nosotros optamos por regresar por el mismo camino y disfrutar de nuevo del paisaje escarpado del desfiladero y perdernos por el bosque en busca de las Xanas, hadas del agua, que según las leyendas, habitaban en las riberas de los cauces de los ríos de Asturias.
La Ruta de las Xanas es un paseo asequible y de una belleza impresionante, por algo la llaman la “Ruta del pequeño Cares”. Además tiene el aliciente final de llegar hasta Pedroveya y probar la comida casera asturiana de Casa Generosa.