Un domingo de invierno nos acercamos hasta Atxondo para recorrer la Vía Verde de Arrazola. Era una ruta fácil y amena de 4,5 kilómetros (3 horas/ ida y vuelta). La Vía Verde de Arrazola partía de Atxondo y discurría hasta Arrazola, pegada al Parque Natural de Urkiola. Durante el trayecto caminamos entre edificaciones centenarias, caseríos con sus huertas y animales domésticos, riachuelos y verdes praderas. Finalmente llegamos hasta el Barrio de Arrazola, situado bajo la sombra de la peña del Anboto.
También aprovechamos para degustar los deliciosos pintxos y cazuelitas que servían todos los domingos en el Bar del Asador Etxebarri de Axpe. Además, en otra ocasión, probamos su Menú Degustación (264€/persona) lleno de geniales platos elaborados a la parrilla por el cocinero Bittor Arginzoniz.
Vía Verde de Arrazola
Esta ruta transcurría por el antiguo trazado del ferrocarril, puesto en marcha en 1904, con la finalidad de transportar el mineral extraído en las minas de Arrazola hasta la localidad de Apatamonasterio. En 1925, con el declive de las explotaciones mineras se reconvirtió en una linea de pasajeros y de transporte de la madera de los bosques, hasta que en 1950 se cerró la línea férrea definitivamente.
En la actualidad, se había reconvertido en la Vía Verde de Arrazola, con un recorrido de unos 4,5 kilómetros, perfectamente habilitada y señalizada.
En primer lugar llegamos hasta Atxondo, localidad próxima a Durango y aparcamos en el centro del pueblo. El inicio de la ruta se encontraba enfrente del frontón del Barrio de Apatamonasterio de Atxondo y se accedía cruzando un puente sobre el arroyo Arrazola, afluente del Ibaizabal.
Desde el puente peatonal se contemplaba una presa y al fondo un pequeño puente de piedra teñido de verde por la vegetación.
Dejamos el arroyo a la derecha y seguimos el sendero señalizado, que estaba muy bien acondicionado.
El camino cruzaba por unas praderas verdes, flanqueadas por los picos de la cordillera de Urkiola.
Barrio de Marzana
Después de andar unos veinte minutos, llegamos al Barrio de Marzana o Martzaa Auzoa, donde nos recibió un toro tumbado en la hierba.
En este barrio se encontraban los restos de la Torre de los Marzana, de origen medieval, que en el siglo XVII se amplió y se transformó en un palacio barroco.
Se podía apreciar la estructura de la torre y el soportal del palacio con tres columnas toscanas.
Completaban el barrio la Iglesia renacentista de San Martín, construida en el año 1550 y el Caserío Etxezarra de principios del siglo XX. Una bella estampa.
Zona recreativa
Continuamos el recorrido atravesando una zona arbolada y llegamos a un cruce muy bien señalizado que atravesaba una carretera con poco tráfico.
En la mitad del recorrido había una zona de recreo para niños, aseos y varias mesas de madera.
El camino seguía siendo llano y discurría entre campos verdes, donde pastaban los animales de los caseríos cercanos.
Más adelante volvió a aparecer el arroyo y lo cruzamos por un puente.
A partir de este momento el arroyo nos acompañaría durante todo el recorrido.
Caseríos
Durante el trayecto se podían ver varios caseríos, donde sus moradores cuidaban de las huertas.
Después de atravesar otro paso asfaltado que accedía a varios caseríos, apareció a la izquierda del camino, el acceso hacia la Iglesia de Santiago.
Animales domésticos
Repartidos por todo el recorrido había una gran variedad de animales domésticos, como cerdos, cabras y gallinas en diferentes cercados junto al camino.
También avistamos varias vacas y cabras pastando libremente por las campas y los montes.
Un paseo muy ameno que te hacía sentirte partícipe en la vida de estos enclaves, mientras caminábamos por la pista de tierra, junto al arroyo, que discurría entre los campos verdes poblados por rebaños de ovejas.
En el curso del riachuelo había varios saltos de agua y canales, que fueron utilizados en otros tiempos para mover las ruedas de piedra de los siete molinos hidráulicos que había en esta zona a finales del siglo XVIII.
Continuamos la marcha atravesando un pinar y nos cruzamos con varios lugareños que paseaban por esta pista llana que cruzaba el valle.
Caserío Urrutia
Pronto llegamos a la altura del Caserío Urrutia, construido a principios del siglo XVI, siendo uno de los más antiguos de Bizkaia.
Estaba situado en una ladera y formaba una bonita estampa junto con las ovejas que pastaban en los prados bajo las paredes rocosas de los montes de Urkiola.
Arrazola
Continuamos nuestra marcha y pronto divisamos el núcleo urbano de Arrazola, al que se podía acceder bajando unas escaleras y después subiendo por un camino hasta el pueblo.
Destacaba la torre de la Iglesia de San Miguel rodeada de edificaciones, que en su día se construyeron para albergar a los trabajadores de las minas cercanas.
Paseamos por sus calles y pasamos junto a la Iglesia, el frontón y el edificio de las antiguas escuelas del pueblo.
Desde aquí partía la “Senda de la Sombra” un sendero que transcurría por una calzada de piedra y por varios hayedos, y después de pasar por el monte Andosto te acercaba hasta la Peña del Anboto.
Molino de Ibarra
Lo dejamos para otra ocasión y volvimos al camino de la Vía Verde. Un poco más adelante, divisamos el Caserío y el Molino de Ibarra, uno de los pocos que quedaban en la zona y que además se conservaba en perfecto estado.
El camino seguía siendo llano y pasamos junto a la granja de gallinas Lumagorri, donde las aves picoteaban en el suelo en busca de su alimento..
Ermita de San Roke
Continuamos nuestra marcha y llegamos hasta la Ermita de San Roke, de estilo barroco construida entre los siglos XVII y XVIII, resguardada entre una multitud de plátanos de sombra centenarios. Destacaban sus piedras de sillería y el cierre frontal de madera torneada.
Muy cerca se encontraba un puente de piedra muy bien conservado que cruzaba el arroyo.
Enfrente, saliendo de la pista y pasando la carretera, estaba el Caserío Makatzeta, un impresionante baserri a los pies de la peña del Anboto, donde actualmente está ubicado el Restaurante Erro.
Caserío Oiargane, el más antiguo de Bizkaia
Retrocedimos por la carretera en dirección a Arrazola y a los pocos metros seguimos a la izquierda por una carretera empinada que nos llevó hasta el Caserío Oiargane, considerado el más antiguo de Bizkaia.
Volvimos de nuevo hasta la ermita de San Roke y retomamos la Vía Verde para llegar hasta la antigua estación de tren, donde finalizaba el recorrido.
Estación El Tope o Topekoa
Antes pasamos junto a una vagoneta sobre unos raíles, que recordaba el pasado minero de la zona.
La Vía Verde finalizaba en la estación El Tope o Topekoa, a la sombra del Anboto y actualmente se había reconvertido en un área de recreo, con asadores, mesas y aseos.
Nos despedimos de la Peña del Anboto y volvimos por el mismo camino en dirección al Barrio de Apatamonasterio.
Después de caminar durante una hora y media llegamos de nuevo al centro de Atxondo, donde se celebraba la Fiesta del euskera.
Atxondoko Euskararen Jaia
Allí nos encontramos con la celebración de la Fiesta del euskera o Euskararen Jaia que estaba en pleno apogeo y visitamos la feria de artesanía y el mercado de productos de alimentación locales.
Allí compramos una cuña de queso Anbotoko gazta (queso del Anboto) elaborado por Joseba Baseta y una hogaza de pan del Obrador Mando de Atxondo. Buenos productos.
Talo y txakoli
En unos soportales había varias mujeres haciendo talo, amasando la harina de maíz y calentándola en una plancha.
Pedimos un talo con bacon que estaba muy bueno y lo acompañamos con un vaso de Txakoli Trazola (1€) elaborado en Iurreta.
Para rematar degustamos un pintxo de pollo de caserio vasco asado a la parrilla. Una delicia.
Un paseo muy fácil y entretenido por la Vía Verde de Arrazola con un final festivo en la Fiesta del euskera de Atxondo, en un ambiente popular.
2 comentarios