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Qué ver en Frías Oña y Poza de la Sal, las Raíces de Castilla

Qué ver en Frías, Oña y Poza de la Sal, las Raíces de Castilla, descubriendo su historia, sus paisajes y su gastronomía, en un entorno tranquilo
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Un fin de semana de otoño nos acercamos al norte de Burgos para intentar descubrir qué ver en Frías, Oña y Poza de la Sal, unas localidades declaradas Conjuntos Históricos-Artísticos y enmarcadas en la Mancomunidad Raíces de Castilla. Durante nuestro recorrido disfrutamos de su historia, sus paisajes y su gastronomía, en un entorno tranquilo y acogedor.

Qué ver en Frías Oña y Poza de la Sal

Qué ver en Frías Oña y Poza de la Sal

Como hemos comentado, la pequeña ciudad de Frías, la villa condal de Oña y la villa salinera de Poza de la Sal conforman la Mancomunidad Raíces de Castilla, enclavadas entre las comarcas burgalesas de Las Merindades y La Bureba.

Además están incluidas en nuestra selección de los 15 lugares que hay que visitar en el norte de Burgos, que publicamos recientemente. Centrándonos en la ruta por estos tres lugares fundamentales en la historia de Castilla encontraremos castillos, monasterios, salinas, murallas y calles con numerosos edificios históricos.

Qué ver en Frías Oña y Poza de la Sal

Y como están situadas dentro del Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil, pasearemos por un espectacular entorno natural surcado por los ríos Ebro y Oca, con desfiladeros, cañones, cascadas y extensas llanuras, donde había una gran diversidad de fauna y flora.

Qué ver en Frías Oña y Poza de la Sal

Qué ver en Frías

Frías, sin llegar a los 300 habitantes, es la ciudad más pequeña de España desde 1435 y atesora un encanto especial en su cuidado casco histórico amurallado. Destaca desde la llanura el Castillo de los Velasco y la Iglesia de San Vicente Mártir.

Frías

Esta pequeña ciudad burgalesa forma parte de la comarca de Las Merindades y esta incluida en la lista de los pueblos más bonitos de España.

Comenzamos nuestra visita en el Puente Medieval de Frías (siglo XIII) de origen romano, que cruzaba el río Ebro, donde destacaban sus nueve ojos y su imponente torre de 11,3 metros de altura.

Puente Medieval de Frías

Casco Histórico de Frías

Después dejamos el coche en el parking público y nos adentramos en el casco histórico subiendo por la Calle del Mercado, caminando sobre un suelo de cantos de río. Dejamos a un lado el Crucero de Frías o Rollo de Justicia, colocado en el lugar donde se encontraba antiguamente una de las tres puertas de la ciudad amurallada de Frías.

Paseamos entre casas adosadas de origen medieval y llegamos a una pequeña plaza donde apareció majestuoso el Castillo de los Velasco (s. XII-XVI), ubicado en un promontorio de roca de toba llamado La Muela.

Frías

Aquí hicimos una paradita en la terraza del Restaurante Bar Ortiz, donde probamos un delicioso torrezno de cerdo mientras contemplábamos la Torre del Homenaje y la Torre del Reloj del Castillo de Frías.

Desde aquí nos asomamos entre calles a las Casas Colgadas de Frías, construidas al borde del precipicio, que completaban una bella imagen.

Frías

Luego subimos hasta el solar derruido de una vieja bodega de vino, donde se notaba en la construcción de las casas la técnica del entramado de madera, adobe y piedras de toba, característico de esta comarca. Al final de la calle se encontraba la Plaza del Ayuntamiento y la Iglesia de San Vicente Mártir.

Vieja bodega en Frías

Castillo de Frías

Después ascendimos hasta la plaza del Castillo, donde estaba la Oficina de Turismo de Frías y la entrada al Castillo de los Velasco (visita auto guiada 2€/persona).

Castillo de los Velasco

Atravesamos un pequeño puente sobre un foso y nos internamos en el patio de armas presidido por la Torre del Homenaje y pasamos junto a un aljibe.

Castillo de los Velasco

En el patio nos acercamos a la pared de las antiguas dependencias residenciales. Allí nos asomamos a unas ventanas que conservaban sus columnas y capiteles románicos (siglo XII-XIII) decorados con imágenes mitológicas como la de una centaura.

Castillo de Frías

Después ascendimos por unas empinadas escaleras pegadas a la roca para entrar en la torre del homenaje, dejando atrás el patio de armas.

Castillo de Frías

Cuando entramos en el interior continuamos subiendo por unas estrechas escaleras hasta llegar a lo alto de la torre del homenaje, donde pudimos observar en el suelo los restos de un alquerque, un juego medieval parecido a las damas.

Alquerque

Desde aquí disfrutamos de unas vistas privilegiadas del casco histórico de Frías donde destacaban las Casas Colgadas, la Torre del Reloj y el campanario de la Iglesia de San Vicente Mártir.

Castillo de Frías

Antes de abandonar Frías es aconsejable acercarse hasta el Mirador El Peñasco para llevarse un grato recuerdo de esta pequeña ciudad.

Qué ver en Tobera

Nuestra siguiente parada será en Tobera, un barrio de Frías situado a apenas 2 kilómetros de esta ciudad burgalesa, donde realizamos una sencilla ruta disfrutando de varias cascadas, que ya incluimos en nuestra publicación sobre 12 espectaculares Cascadas de las Merindades.

Ruta de las Cascadas de Tobera

Para ello tomamos la carretera BU-504 y dejamos el casco urbano de Tobera a la izquierda pasando por un túnel hasta llegar a un aparcamiento, donde comenzaba la ruta del Paseo del Molinar. En primer lugar contemplamos una bella estampa a la salida de un desfiladero compuesta por la Ermita de Nuestra Señora de la Hoz (s. XII), la Ermita del Cristo de los Remedios (s. XVII) y el Puente Románico que atravesaba el río Molinar.

Tobera

Desde aquí comenzamos la ruta circular señalizada de un kilómetro (25 minutos) del Paseo del Molinar, con varios miradores para admirar el descenso del río Molinar, que partía el pueblo en dos, generando espectaculares saltos de agua y cascadas.

Cascadas de Tobera

Cuando llegamos a Tobera seguimos las indicaciones hacia la primera cascada, escondida en un rincón mágico del río Molinar.

Cascada I de Tobera

Luego bajamos hasta la Cascada II y nos sumergimos en un entorno de cuento disfrutando del sonido y del frescor del salto de agua.

Cascada II de Tobera

Restaurante Entre Pozas

Junto a esta preciosa cascada se encontraba el Restaurante Entre Pozas, donde degustamos un delicioso lechazo burgalés preparado en su horno de leña (Menú lechazo/ 33€ persona).

Restaurante Entre Pozas de Tobera

Después de este momento gastronómico regresamos al aparcamiento paseando entre las cuidadas casas de Tobera.

Tobera

Qué ver en Poza de la Sal

Nuestro siguiente destino fue Poza de la Sal, que se encontraba a unos 40 kilómetros (45 minutos) siguiendo la carretera BU-504 y luego tomando la N-232, internándonos en la comarca de La Bureba. Debido a su privilegiada localización entre el Páramo de Masa y la llanura de la Bureba se la conocía como el Balcón de La Bureba. También destacaba por su casco histórico amurallado, por sus salinas milenarias y por ser la cuna de Félix Rodríguez de la Fuente.

Poza de la Sa

Castillo de los Rojas

En primer lugar subimos en coche hasta el Castillo de los Rojas, situado en un peñasco de difícil acceso, ubicado en la parte oriental del diapiro, un fenómeno geológico que aflora a la superficie grandes masas salinas, como si fuese un volcán. También había varias rutas de senderismo que llegaban al castillo y recorrían el circo del diapiro.

Castillo de los Rojas

Casco Histórico

Después aparcamos cerca de la Plaza Nueva de Poza de la Sal y realizamos una visita guiada con personal de la Oficina de Turismo de Poza de la Sal (tfno. 947302024) por el casco histórico amurallado, entrando por la Puerta de la Concepción o Arco del Conjuradero.

Arco del Conjuradero

Recorrimos sus estrechas calles flanqueadas por casas de varios pisos pasando por la Plaza Vieja y la Iglesia de los Santos Cosme y Damián (s. XIII).

Luego nos dirigimos al Centro de Interpretación Las Salinas donde nos sumergimos en la historia y la cultura de la sal de esta villa salinera de La Bureba.

A continuación nos acercamos hasta la Fuente Vieja o Fuente Buena, un complejo de manantiales, lavaderos y restos de la explotación romana del Salero.

Fuente Vieja o Fuente Buena

Desde aquí se podía ir hasta las Salinas y subir al montículo donde estaba la estatua en honor a Félix Rodríguez de la Fuente, omnipresente en esta villa salinera, que recordaba su obra en el Espacio Medioambiental Félix Rodríguez de la Fuente.

Estatua de Félix Rodríguez de la Fuente

Lences de Bureba

Se echaba la noche y decidimos acercarnos a cenar al Restaurante de la Casa Rural de Lences de Bureba, una pedanía de Poza de la Sal, situada a unos 5 kilómetros. Allí habíamos reservado para cenar un arroz al estilo valenciano preparado al momento, que degustamos sentados en una coqueta terraza.

Restaurante Casa Rural de Lences de Bureba

Antes de abandonar este precioso pueblo salpicado de casas blasonadas pasamos junto a la Iglesia de Santa Eugenia, que conservaba su portada románica y por el Puente Medieval sobre el río Homino.

Iglesia de Santa Eugenia de Lences

Qué ver en Oña

Después de pasar la noche en el Hostal Restaurante La Muralla de Oña y disfrutar de un buen desayuno nos dispusimos a descubrir qué ver en la villa condal de Oña.

La villa condal de Oña, asentada junto al río Oca, está muy vinculada al origen de Castilla por su importante pasado histórico que comenzó en el año 950, cuando Fernán González concedió fueros a la villa.

Oña

Casa del Parque Montes Obarenes-San Zadornil

Pero en primer lugar hablaremos de la Casa del Parque Montes Obarenes-San Zadornil de Oña, ubicada en la antigua vaquería del Monasterio de San Salvador situada en el espacio conocido como la Huerta, donde trabajaban los monjes aislados por una muralla de 4 kilómetros.

Casa del Parque de Oña

Allí visitamos sus instalaciones y recorrimos la sencilla y atractiva ruta circular de la Senda de la Huerta de San Salvador (unos 3 km), acompañados por uno de sus guías.

Senda de la Huerta de San Salvador

Jardín Secreto

La ruta comenzaba en los Jardines Benedictinos del antiguo monasterio pasando por el Jardín Secreto, donde paseamos entre dos hileras de árboles y varias esculturas.

También visitamos los restos de la vieja piscifactoría que abrieron los monjes benedictinos en 1516.

Piscifactoría benedictina

Después seguimos pegados a los muros por el mismo camino que paseaban los monjes en grupos de tres para rezar en las tres ermitas que existían en otros tiempos. En la actualidad solo quedaba en pie la Ermita de San Toribio, por la que pasamos para completar el recorrido circular.

Ermita de San Toribio

Durante el agradable trayecto disfrutamos del paisaje de este paraje natural y encontramos una gran variedad de árboles como el pinsapo, el tejo o el pino silvestre, entre otros.

Senda de la Huerta de San Salvador

Monasterio de San Salvador e Iglesia Abacial

Sin duda el sello de identidad de Oña es el Monasterio de San Salvador fundado en el año 1011 por Sancho García, Conde de Castilla. Después pasaría a manos de los Monjes Benedictinos en 1033 y posteriormente a la Orden de los Jesuitas en 1880, hasta que la Diputación de Burgos lo adquirió y en 1968 lo convirtió en un centro asistencial que funcionó hasta 2011, cuando cerró sus puertas.

El Monasterio de San Salvador fue uno de los mas importantes de Castilla y actualmente albergaba las tumbas de varios condes y reyes, como la del rey Sancho El Mayor. Todos estos pasajes históricos se representan en agosto durante la obra teatral “El Cronicón de Oña” donde participan mas de 200 vecinos de la villa.

Monasterio de San Salvador de Oña
Monasterio de San Salvador de Oña

El monasterio contaba con la Iglesia Abacial, que conservaba su pórtico románico y en su interior albergaba grandes tesoros de todos los estilos artísticos.

Casco Histórico

Recorriendo el casco histórico amurallado de Oña se percibía su carácter medieval. Entramos por el Arco de La Estrella, una de las tres puertas de la muralla y encontramos a la izquierda el Barrio de Barriuso, la antigua judería de la villa.

Arco de La Estrella

Seguimos a la derecha hasta la Plaza del Ayuntamiento , donde destacaban la Iglesia de San Juan con su precioso pórtico del siglo XIII y la Torre de San Juan convertida en el Museo de la Resina.

Al lado se encontraba el Bar Janfry, donde entramos a tomar algo y conocimos a su propietario, Janfry, uno de esos personajes apasionados por su tierra, que merece la pena encontrar en cada pueblo. Nos habló de la historia de Oña y nos acompañó por las calles de esta villa condal.

Restaurante Blanco y Negro

Cuando llegó la hora de comer fuimos al Restaurante Blanco y Negro de Oña, en la calle del Agua 27, muy conocido por su cocina fusión de vanguardia basada en los sabores de Burgos y Senegal, que ha conseguido un solete repsol.

Restaurante Blanco y Negro de Oña
Restaurante Blanco y Negro de Oña

Nos sentamos a la mesa y probamos varios platos sorprendentes y sabrosos de su carta. Comenzamos con unos Nems de pasta de arroz relleno de pollo y una Sardina ahumada del Cantábrico sobre tartar de aguacate y tomate sobre hojaldre casero.

Blanco y Negro de Oña

Después probamos un Lomo de Corvina salvaje y una Brocheta de cordero, con el toque del cocinero senegalés Arona Gassama. El punto dulce lo pusieron una Tarta Tropical y un Helado de café y baileys, ambos deliciosos.

También ofrecían un interesante menú del día (18,50€) los jueves y viernes al mediodía, que probamos en otra ocasión, con platos que jugaban con los productos y recetas de África y Castilla.

Podemos decir que fue el remate perfecto para resumir este viaje por los paisajes, la cultura, la historia y la gastronomía de la Mancomunidad Raíces de Castilla, que apuesta por mantener la tradición pero se abre a los nuevos tiempos. Descubrimos en un fin de semana otoñal algunas cosas qué ver en Frías, Oña y Poza de la Sal y seguro que regresaremos para seguir disfrutando de los encantos de estas tierras del norte de Burgos.

Texto: Txema Aguado

Fotografía y Vídeo: Esther Saiz y Txema Aguado

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